Gracias a mi sugardaddy, pude dejar ese trabajo en la librería y centrarme en mis estudios. Todo lo que tengo que hacer es verlo de vez en cuando, chupar y montar su polla grande y hermosa, y acompañarlo a donde quiera ir. Él paga mi matrícula, me da dinero de gasto e incluso me dará algunos regalos de vez en cuando. Tiene esposa y familia, pero yo soy su pequeño juguete, y este es nuestro arreglo. Funciona para mí, y mientras funcione para él, no tengo nada de qué preocuparme.